He visto a mucha gente en internet dando consejos sobre cómo
rescatar a un pájaro, y aún recuerdo los relatos de mi abuelo sobre como
cuidaba gorriones, así que le he preparado un platito de agua, un montoncito de
alpiste y le he dado de comer mollita de pan mojada en leche. Además le he
preparado una caja de zapatos donde puede descansar, sin duda eso lo ayudará a
recuperar fuerzas. Pobre animalito tan solo…
Esta mañana ha amanecido con el plumaje sucio y descuidado,
claramente debe estar enfermo. Me apena verlo de esa manera así que lo he
soltado por casa para que estirara las plumas y a correteado como loco por el
cuarto de baño. Se nota que este pequeñín quiere vivir.
Es el tercer día que pasa conmigo, y hoy me ha despertado muy
temprano, chillando, con un piar melancólico, como si buscara algo o a alguien.
Su plumaje no ha mejorado y apenas ha tocado el alpiste y el agua, así que le
daré una buena ración de pan con leche, así se pondrá fuerte.
Hoy volví a sacarlo de su caja para que corriera y revoloteara, pero
se ha quedado ahí, sentado en el suelo del pasillo, cabizbajo, sin moverse… Yo
le azuzaba levemente sobre la cola esperando que reaccionara, pero fue en vano,
me temo que sigue terriblemente enfermo. Me parte el alma verlo así.
Esta mañana algo raro pasó, no me despertaron sus gritos que, pese a
ser tristes, cargaban mis ganas de cuidarlo, tampoco escuche su arañar
constante en la cajita que tan cuidadosamente le preparé. Quizá esté agotado y
no se ha despertado con el alba.
Por desgracia al abrir su caja encontré su cuerpecito… Parece ser
que pese a todos mis esfuerzos no he conseguido salvar a este pobre pájaro de
la terrible enfermedad que arrastraba. Estoy muy triste pero se que hice todo
lo posible por que viviera…
Lo que más me sorprende es que durante todos estos días, dos mirlos
adultos se pasaban mañana, tarde y noche corriendo y chillando por el patio,
nunca los vi así de desesperados, y con extrañeza me pregunto… ¿Qué estarán
buscando?
Estoy seguro de que mucha gente se habrá sentido identificada por este
corto relato de mi autoría, pues refleja lo que muchas personas de buena fe
hacen cuando ve un pájaro en el suelo, pensando que necesita nuestra ayuda y
que es posible que esté solo y abandonado. Podemos verlo en miles de
publicaciones en redes sociales, donde comparten el hallazgo de un “pobre
huerfanito” que se disponen a “salvar”
Pero es muy importante que sepamos las diferentes etapas por las que
pasa un ave, y una de ellas es la de volantón, periodo en el que
abandonan el nido para explorar su entorno cuando todavía no vuelan o lo hacen
torpemente, y siguen siendo dependientes de sus padres, que le permiten esta
libertad controlada para que experimenten bajo su atenta mirada, y recibiendo
de estos cebas constantes.
Aunque creamos que está abandonado, se ha perdido o ha caído del nido,
no está más que en una etapa vital de su desarrollo, donde aprende sobre
posibles fuentes de alimento, peligros y empieza a desentumecer sus alas para
prepararlas para la maravilla que es el vuelo.
Mirlos, gorriones y otras aves comunes en nuestras ciudades, parques y
jardines, necesitan de este momento crucial en su paso de jóvenes a adultos,
pues a diferencia de otras aves que abandonan el nido directamente para volar y
ser independientes, estos necesitan de esa “adolescencia” que muchas veces
malinterpretamos.
Por eso, cuando veamos un pájaro que consideramos abandonado, herido o
enfermo, siempre debemos contactar con expertos que sabrán discernir que le
pasa. Debemos llamar a un Centro de Recuperación de Animales (CREA) o al SEPRONA
de la Guardia Civil a través del 112 para que se hagan cargo del animal si
fuera necesario.